Té: la infusión que cuida del organismo
Está claro que se trata de una infusión, pero también es mucho más que eso. Polifenoles y flavonoides son algunas de sus beneficiosos componentes, y cualidades anticancerígenas y diuréticas algunas de las virtudes que lo adornan. Y es que, tomar una taza de té resulta sano y agradable.
Si bien es cierto que hace unos años era difícil que en España el té desplazará al clásico café, hoy cada vez son más los que se pasan a esta infusión o por lo menos la combinan con el café y disfrutan de las virtudes y sabor de ambas bebidas. Pero además de un gusto agradable, el té cuenta con destacas cualidades preventivas y curativas frente algunos trastornos y enfermedades. La razón de este poder reside en sus componentes.
Si bien es cierto que hace unos años era difícil que en España el té desplazará al clásico café, hoy cada vez son más los que se pasan a esta infusión o por lo menos la combinan con el café y disfrutan de las virtudes y sabor de ambas bebidas. Pero además de un gusto agradable, el té cuenta con destacas cualidades preventivas y curativas frente algunos trastornos y enfermedades. La razón de este poder reside en sus componentes.
Propiedades beneficiosas
El té es una infusión elaborada con hojas de Camellia sinensis, una planta originaria de Extremo Oriente y del sudeste asiático, y su primera cualidad, o al menos característica, es que funciona como un estimulante, de forma similar al café, aunque es menos fuerte y posee una acción más prolongada. Esta propiedad se encuentra en la teína, sustancia que lo convierte en un buen antídoto contra los estados de decaimiento y de cansancio. Por tanto, por la mañana o después de comer va muy bien, ya que despeja y ayuda a estar más activo. De todas formas, los que tengan un estómago débil o digestiones pesadas deben tener en cuenta que puede dificultar este proceso, al actuar sobre la secreción de los jugos gástricos. En tales casos, es mejor tomarlo alejado de las comidas. Otra de las propiedades del té es su carácter diurético. Contiene metilxantinas, que ayudan a eliminar los líquidos y así mantener el organismo depurado y sin molestas retenciones. La retención de líquidos puede provocar hinchazón, un problema que, aunque no está directamente unido al sobrepeso, incrementa la sensación de que sobran kilos. Y para luchar contra estos últimos el té también es un buen aliado, entre otras cosas, porque contiene cero calorías. Tal cualidad hace que en momentos en los que se disparan las ganas de picotear funcione como un magnifico sustituto de la comida, reduciendo y calmando la necesidad de llevarse algo a la boca. En estos casos conviene beberlo despacio y a sorbos pequeños, para incrementar la sensación de saciedad. Evidentemente, las calorías del té dejan de ser cero si se toma azucarado. Por otro lado, incrementa el gasto calórico del organismo y evita que las grasas sean asimiladas por completo por parte del estómago. Pero además el té es rico en flavonoides, componentes que regulan los niveles de colesterol y previenen la formación de trombos, lo que se traduce en una mejor salud del sistema circulatorio y del corazón. Los flavonoides también intervienen en la absorción y el metabolismo de la vitamina C, y comparten con ella una virtud muy importante: son antioxidantes, es decir, contribuyen a neutralizar los radicales libres y previenen el envejecimiento celular. Igualmente, el té contiene polifenoles, en concreto catequinas, que actúan en la misma dirección que los flavonoides. Es importante entender que el envejecimiento y deterioro de las células no sólo tiene que ver con las arrugas de la cara, sino con mutaciones que pueden dar lugar al desarrollo de tumores. Así, podríamos hablar de que posee cualidades anticancerígenas. La larga lista de propiedades del té aun tiene otro apartado, que consiste en su actividad beneficiosa sobre el sistema respiratorio, en concreto sobre los bronquios a los que ayuda a dilatarse y a funcionar mejor.
Tipos de té
Existen muchas variedades de té. Quizá los más conocidos sean el rojo y el verde. Este último se elabora sin dejar que las hojas de la planta fermenten, mientras que el té rojo es una mezcla de té verde y té negro o té fermentado. Todos ellos guardan cualidades para la salud similares. El té negro es especialmente rico en flúor, mineral que también está presente en las otras clases en menores concentraciones, y que ayuda a prevenir la aparición de caries dentales. Un buen té, es decir, un té agradable al paladar y correctamente elaborado, debe hacerse con el agua caliente, pero sin que haya llegado a hervir, y dejándolo reposar al menos cinco minutos para conseguir que todas las sustancias beneficiosas que posee pasen al agua. Como ocurre con casi todos los alimentos y bebidas, en el término medio está la virtud, es decir, hay que consumirlo habitualmente pero de forma moderada, y como parte de una dieta equilibrada.
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