Aloe Vera, la planta curativa
La fama de sus propiedades curativas se ha extendido a lo largo y ancho del mundo, al igual que ha sucedido con la propia planta en sí, una especie con gran capacidad de adaptación al medio y de la cual existe constancia hace ya tres mil años en documentos encontrados en Egipto.
Más de doscientas especies se engloban bajo la denominación de Aloe, un género de plantas originarias del sur y este de África, conocidas por sus propiedades sanadoras.
Antiguamente se consideraba una especie casi mágica al poseer una pulpa cartilaginosa con aplicaciones tanto cosméticas como curativas. Los griegos y romanos acostumbraban a aplicarla como un gel en las heridas, por su capacidad antibiótica, astringente y anticoagulante, además de estimular el tejido colágeno y favorecer su cicatrización. Se dice que el secreto de la belleza de Cleopatra radicaba en la utilización de esta planta como parte primordial de sus cuidados diarios.
Leyendas aparte, lo cierto es que se trata de un remedio muy efectivo en caso de problemas dermatológicos como la psoriasis y es también un regenerador celular muy utilizado en el campo de la estética, además de un inhibidor del dolor, bactericida y depurativo.
El áloe vera ha sido uno de los descubrimientos estrella de los últimos años, ya que sus hojas suculentas contienen vitaminas A, B1, B2, B3, B6, C, E y ácido fólico, además de minerales, aminoácidos esenciales, enzimas digestivas, y polisacáridos que estimulan el crecimiento de los tejidos y la regeneración celular. Sus propiedades tonificantes y de alta penetración en la piel la hacen muy indicada para quemaduras. De hecho, se utilizó para curar a las víctimas de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki.
Modo de utilización
Uno de sus principales ingredientes es el germanio, una sustancia que actúa como filtro depurador del organismo. Este componente reactiva el sistema inmunitario, elimina los desechos de las células, estimula la producción de endorfinas para calmar el dolor y revitaliza la médula ósea. Otro de los elementos que la conforman son las antroquinonas, con propiedades laxantes y antibióticas.
Por lo general, se recolectan siempre sus hojas más bajas en las que se concentra toda su esencia por ser las más antiguas. Si se ingieren, es necesario quitar los bordes espinosos y la piel que envuelve su característica pulpa cartilaginosa, pero si se utiliza como aplicación, se puede frotar directamente sobre la piel o bien preparar una cataplasma y aplicar sobre la zona a tratar, en casos como quemaduras solares, picaduras de insectos o tratamientos de acné. La obtención del jugo debe realizarse mediante el prensado en frío de la pulpa.
Por otra parte, el aloe vera se ha revelado desde hace un tiempo como un eficaz remedio en el caso de afecciones gastrointestinales. Contiene más de 200 compuestos activos y un grupo específico de polisacáridos, los componentes biológicamente activos más beneficiosos de la planta. El sistema gastrointestinal es una parte del organismo que acusa las situaciones de estrés cotidianas y sus síntomas a menudo suelen intentar paliarse a base de medicamentos antiácidos o anti-inflamatorios.
Sin embargo, el aloe promueve la curación del tracto gastrointestinal, limpia el intestino y ayuda a combatir el estreñimiento y a reparar los millones de células que se reemplazan a diario en este órgano. Asimismo, fortalece la mucosa intestinal y elimina las toxinas ambientales absorbidas hacia la sangre.
Al tratarse de una planta con propiedades anti-inflamatorias, su uso frecuente en forma de enjuagues contribuye a mejorar afecciones bucales como piorreas o gingivitis y también proporciona alivio en casos de faringitis o amigdalitis. También pueden encontrarse pastas dentífricas elaboradas a base aloe vera porque su capacidad bactericida está indicada para prevenir la formación de sarro en los dientes y por extensión de las caries.
Es muy frecuente encontrarla en la composición de productos de belleza ya que el jugo de la planta contiene saponinas, agentes desintoxicantes y purificadores que contribuyen a regular la grasa acumulada en los poros. Además, su principio activo actúa haciendo que las células llamadas fibroblastos aceleren la producción de colágeno, un efecto anti-envejecimiento en muchos tejidos, incluyendo la piel y ejerza un efecto tonificante.
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