domingo, 10 de diciembre de 2006

El poder nutritivo de las algas



El mar es una fuente inagotable de productos sanos. Además de los miles de especies de pescados y el marisco, guarda en su interior un tesoro vegetal con grandes propiedades nutritivas, pero que aún no es muy común en nuestras mesas: las algas. Son muchas las variedades comestibles que existen, algunas ricas en proteínas, otras en calcio, hierro y vitaminas, pero todas altamente beneficiosas para el organismo.

¿Eres un incondicional de los productos de la huerta? ¿Te gustan los sabores nuevos y exóticos sin renunciar a la comida sana? Si es así, las algas son un alimento hecho a tu medida. Aunque no resultan habituales en las cocinas de Europa Occidental, están muy presentes en las gastronomías de países como Japón (donde llegan a suponer el 25% de la dieta) o Chile, y lugares situados en latitudes tan extremas como Islandia.

Existe un buen número de variedades de algas que proceden del mar, pero también hay otras que se desarrollan tierra adentro, en zonas de agua dulce. Pueden ser minúsculas o alcanzar hasta 50 metros de altura, y tanto unas como otras, no se diferencian demasiado de las verduras que comemos habitualmente, ya que también captan la energía luminosa del sol, y generan moléculas orgánicas mediante el proceso de la fotosíntesis; de ahí que crezcan en profundidades donde pueden captar la luz solar. De los miles de especies de algas que habitan el agua de la tierra, sólo unas 50 se consideran comestibles.
Desde el punto de vista nutricional, todas ellas son ricas en sales minerales y oligoelementos. Sus concentraciones de minerales esenciales como calcio, hierro, potasio y yodo son elevadas, y guardan proteínas vegetales de primera calidad y muy completas. La lista de sus vitaminas es larga, aunque destacan sobre todo la provitamina A o betacaroteno, la E y contienen vitamina B12, la cual no está presente en ninguna otra especie vegetal, y es imprescindible para la formación de los tejidos del organismo. Los betacarotenos y la vitamina E tienen un papel protector frente al envejecimiento de las células y la generación de radicales libres. También son ricas en azúcares complejos y poseen la virtud de absorber una gran cantidad de agua (hasta 20 veces su peso), aspecto que las convierte en un alimento que sacia, por lo que resultan de gran utilidad en los regímenes de adelgazamiento.

Cada grupo de algas tiene unas peculiaridades y cualidades nutricionales específicas. Por su color podemos hablar de variedades pardas, rojas y azules.
Las primeras deben su tono a la presencia de fucoxantinas y se suelen encontrar en aguas frías. Entre ellas destacan algunas tan conocidas como el nori y el wakame, que contienen vitaminas A y C, respectivamente. El wakame es rica en calcio y potasio, y se emplea para depurar el organismo y mejorar la hipertensión. Como también guarda buenas concentraciones de yodo, su uso está recomendado para ciertas alteraciones del tiroides. Otras especies de esta familia son el arame, la alaria, que se habitualmente se emplea para elaborar sopas, y el hiziki.
Entre las algas rojas, una de las más conocidas es el agar-agar o cola de pescado japonesa. Tiene aspecto de gelatina y es muy rica en fibra soluble. Otra variedad del mismo grupo es el dulse, que atesora buenas cantidades de hierro y fósforo.
El alga estrella de la familia de las azules es la espirulina. Se trata de una especie microscópica, con gran capacidad para saciar, debido a su contenido en fibra; además posee propiedades remineralizantes. Entre las algas más populares está el fucus. Es habitual encontrarla formando parte de la composición de algunos productos para rebajar peso, gracias a que sacia y ejerce un ligero efecto laxante. Se ha visto que puede ser eficaz contra la celulitis, e incluso se han comprobado sus cualidades a la hora de reducir los niveles de colesterol.

En el mercado, las algas se encuentran normalmente desecadas, por lo que es necesario rehidratarlas antes consumirlas. Esto se consigue dejándolas en remojo un tiempo. Posteriormente se pueden rehogar y preparar recetas mezclándolas con hortalizas y verduras. También se toman en ensalada y combinadas con arroces.

Fuera del campo estrictamente nutricional, muchos cosméticos cuentan con ellas en su fórmula. Se usan tanto para champús como para mascarillas y cremas por su poder para prevenir acné o arrugas, y también porque mejoran las uñas frágiles y la caída del pelo. Asimismo, van bien para las pieles secas debido a su contenido en mucílagos, y cada vez son más empleadas en dietética y en terapias con aguas marinas.

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